sábado, 20 de febrero de 2016

El abonado

Siguiendo la idea original de este blog, os compartiré un poco de teoría y la práctica de lo que a mi me ha funcionado en relación al abonado que debemos realizar a nuestros bonsáis.

El abonado es algo necesario más que en otro tipo de plantas ya que el  bonsái se encuentra en un lugar con una cantidad de sustrato muy limitada y, en muchas ocasiones, se trata de un sustrato sin ningún tipo de material orgánico de donde obtener los nutrientes.

El abono consta de tres elementos químicos fundamentales en su composición: Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), y otros elementos en menor proporción, cada uno con reflejos específicos en nuestros árboles.

NITRÓGENO

El nitrógeno ayuda al crecimiento de las hojas y el tallo.


FÓSFORO

El fósforo ayuda el crecimiento saludable de las raíces.


POTASIO

El potasio ayuda al crecimiento de flores y frutos.



Los bonsáis se abonan cuando están sanos y nunca después de un trasplante, hay que esperar a que el árbol se recupere.

Se emplean abonos con diferentes proporciones de NPK para las diferentes especies y las diferentes épocas del año. Para algunos árboles es muy importante emplear abonos de una composición específica aunque en general con un abono equilibrado es suficiente para fertilizar un bonsái adecuadamente.

El abonado se realiza durante el periodo de crecimiento del árbol, algunas veces se aconseja realizarlo una vez el árbol ya ha realizado el primer crecimiento del año para que no alargue los entrenudos (distancia entre yemas u hojas en un mismo tallo).
Esto será desde primavera hasta finales de otoño. En lugares donde los veranos son rigurosos, los árboles realizan una parada estival, con lo que la cantidad de abono también se puede reducir.

En primavera se utilizaría un abono rico en nitrógeno para que el árbol brote con vigor, en verano uno más equilibrado y en invierno uno con más fósforo y potasio que fortalecerá el árbol de cara al invierno.

TIPOS DE ABONOS:

Disponemos de abonos líquidos y sólidos; químicos y orgánicos.

Los abonos químicos y líquidos tienen el inconveniente que hay que aplicarlos en la proporción adecuada o incluso menor a la indicada por el fabricante, ya que pueden dañar las raíces y este abono sólo estará disponible para el árbol el tiempo que el sustrato lo retenga, es decir, que con los regados sucesivos se irá perdiendo poco a poco por los agujeros de drenaje.

Lo aconsejable es usar un abono orgánico de liberación lenta que, con cada riego, se va disolviendo poco a poco, aportando en cada riego un poco de abonado.

El inconveniente de los abonos que existen "japoneses" en el mercado es que están pensados para el clima japones, ya que requieren un alto grado de humedad para que el abono esté funcionando correctamente. Si no tenemos una gran humedad podemos enterrar parcialmente las bolitas de abono, usar cestillos e incluso colocar un poco de musgo esfagno sobre el abono.
Es muy recomendable que el abono en cuestión se pueda retirar fácilmente, ya que si deja residuo afeará el sustrato de nuestro bonsái.

Entre los más conocidos están el biogold y el hanagokoro. Yo uso el primero en primavera-verano y el segundo en otoño.
También se puede usar cualquier bonsái teniendo en cuenta que la proporción que muestran de NPK 10-10-10 es la misma que 5-5-5. Es decir, tan sólo es cuestión de proporción entre los componentes.

También se pueden buscar abonos de origen local que sean de confianza y mientras sean orgánicos de liberación lenta no nos van a dar problemas.

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